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30 de julio de 2012

Vatayón Militante


He tenido la suerte de conocer a parte de la gente que integra el Vatayón Militante, esa agrupación que salió mencionada en la nota de tapa del diario Clarín de este último domingo (esta nota: http://www.clarin.com/zona/Militancia-terreno_0_745725575.html). Yo fui a una fiesta de la agrupación Negros De Mierda (de donde salieron quienes hoy integran el Vatayón) en Buenos Aires, y ellos después vinieron a hacer una fiesta acá en Córdoba, a la que también fui. Puedo decir que he tenido la suerte de conocer a gente realmente hermosa. Sencilla, cálida, compañera, gauchaza. Lindos tipos y tipas, de verdad. De esos y esas que uno quisiera que hubiese más, por ahí, dándose a los demás como ellos suelen hacer. Pero si hay algo por lo que este grupo humano sobresale, más que por las cualidades individuales de quienes la integran, es por el increíble trabajo que realizan en conjunto. Laburo militante, sí, como el que hacen tantas otras agrupaciones. Laburo enmarcado en una línea ideológica, tal como el de muchos otros (no, no son una ONG, esto es algo serio). Pero, al menos hasta donde yo estoy enterado, creo que son los únicos que se han tomado la molestia de dedicarle sus horas, sus energías, su talento y su amor a quienes están privados de la libertad. Ni más ni menos. Los eternos olvidados, los más excluídos entre los excluídos, los que han sido despojados de toda dignidad. Los presos.
No cualquiera se bancaría hacer lo que el Vatayón hace. Y encima, haciendo un trabajo piola, integrador, inclusivo, creativo, y sobre todo, dignificante. Son linda gente, con lindas intenciones, con la voluntad para hacer que esas intenciones se vuelvan algo tangible, pero, sobre todo, con los huevos y los ovarios que tamaño desafío demanda.
Es por eso que da bronca, mucha bronca, el tratamiento (tergiversador, mentiroso, estigmatizante y de muy mala leche) que este pasquín de mierda y que el autor de la nota, un tal Nicolás Pizzi, hacen sobre el laburo de esta agrupación. Da asco ver cómo se busca azuzar ciertos prejuicios en el lector, en base a mentiras, verdades a medias y supuestos testimonios de gente involucrada (porque a un lector desprevenido le alcanza y sobra conque el dato provenga de "una fuente del Servicio Penitenciario" sin nombre ni apellido).
No señores, no hay derecho a cagarse así en tanto amor y en tanta entrega. No hay derecho a mentir así. A uno le cuesta creer que exista gente con tanto veneno en sus corazones. Y, para peor, que goce de tanta impunidad.
Y más bronca me da pensar en que, en alguna medida, logran salirse con la suya. Hubo muchos que, en estos últimos años, han dejado de creerle a Clarín y a su ejército de Nicolases Pizzis, auténticos mercenarios capaces de difamar y enmugrar a quien sea (y me refiero también a gente que no coincide con este gobierno, que los hay, y muchos); pero hay muchos otros que seguramente, quizá presos del odio hacia este gobierno, quizá presos de sus propios prejuicios, o quizá engañados en su buena fe, leyeron esta nota, se la creyeron y se indignaron. Y cualquiera que se dedique a esta profesión, la de comunicar, sabe lo que puede llegar a generar una noticia de este calibre en gente que no tiene las herramientas necesarias para defenderse de esta clase de basura.
Por eso quiero aprovechar este humilde espacio para recomendarle a usted, que ha leído la nota y se ha indignado; a usted, que ha visto la noticia por TN (en una de las tantas veces que el canal repitió la noticia, a lo largo del día) y se ha indignado; a usted, que ha visto el titular en la tapa del diario Clarín y se ha indignado, o a usted, a quien alguien vino y le comentó la noticia, y también se ha indignado, que se haga un favor a sí mismo, y lea el descargo que una de las personas que fundaron esta agrupación hizo al respecto en su propio blog:

http://hombremuerdeperro.blogspot.com.ar/2012/07/toda-cultura-es-politica.html

Y esto, que se entienda, lo hago con la esperanza de aportar a que todos nosotros, seamos quienes seamos y pensemos como pensemos, nos tomemos el trabajo de chequear la información que recibimos, provenga de donde provenga. Busquemos segundas opiniones. Preguntemos. Desconfiemos. Discutamos. Porque al difundir información falsa, lo único que hacemos es multiplicar el daño.
Que no nos usen de forros.

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