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2 de diciembre de 2011

Los miserables y la platita


Yo conozco gente que se explica a sí misma todas las cosas de la misma forma:

Un gran número de jóvenes y no tan jóvenes adhiere, apoya y milita para este gobierno: "ah, están por plata, por la platita, quieren un cargo, quieren currar con la política, van por el chori y el vino, y a los actos y las marchas van porque le dan $50 a cada uno"

Un gran número de artistas, celebridades e intelectuales se manifiesta públicamente a favor de este gobierno: "ah, lo hacen por plata, porque el gobierno los tiene a todos comprados, el gobierno gasta fortunas en mantener a un ejército de celebridades para que salgan en los medios a bancarlos, todo por la guita, por la platita"

Los centros turísticos baten récords de concurrencia año tras año: "ah, son todos clase media alta y clase alta, es gente de guita, que sale porque puede, porque tiene platita, porque es gente que tiene la papota"

La producción y venta de autos bate récords año a año: "ah, es que la gente tiene miedo, y no sabe qué hacer con la guita, por eso compra autos, porque sabe que se va todo a la mierda mañana o pasado a más tardar, es para cuidar la platita"

Cristina sacó el 54% en las últimas elecciones, el mayor porcentaje desde la vuelta de la democracia: "ah, es porque el país está lleno de mantenidos, porque el gobierno mantiene vagos, porque le da plata a esos negros de mierda, porque no quieren laburar, quieren la platita de arriba"

En síntesis, es gente que, en general, no se imagina haciendo nada a cambio de otra cosa que no sea dinero, y necesita explicarse por esa vía todo aquello que no logra entender. Es gente para la que no existen ni el altruísmo, ni la indignación contra las injusticias de este mundo, ni los ideales, ni el amor por el prójimo, ni el entusiasmo por hacer algo sin recibir nada a cambio, ni nada parecido, porque le son inconcebibles. Y cuando dicen "guita" se encienden, y ahí se les nota a flor de piel la euforia mezclada con el asco. Es gente que vendería a su madre por un par de monedas, si se le presentase la oportunidad. A esos, en mi barrio, les llamamos miserables.

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