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26 de diciembre de 2011

Banco a J. P. Feinmann


J. P. Feinmann le dio una entrevista a La Nación. Ajá. Dice cosas como que "es muy incómodo adherir al gobierno de dos multimillonarios que te hablan del hambre". Ta bien. Critica al tercer gobierno de Perón. Mirá vo. No quiere ser calificado como "intelectual k". Listo. Hace una semblanza -a mi juicio- medio pedorra sobre Moyano y el sindicalismo, relacionándolo con el peronismo de derecha. Y bueh. Habla de La Cámpora con un poco de liviandad y medio errándole al viscachazo también.
Pero... ¿Y?
Digo yo: ¿Todo esto amerita que se lo trate de "gorila", "traidor", "soberbio" y no se cuántas boludeces más que leí por ahí? ¿Tan rápido nos desencantamos de las personas? ¿Por qué no festejar, en todo caso, a alguien que es capaz de adherir y, a la vez, plantear diferencias que sirvan para disparar discusiones que son realmente necesarias? A alguien que nos mueve a pensar, carajo, que es el rol mejor, el rol verdadero de un intelectual. No podemos pretender que Feinmann sea un sobalomos, un festejador automático.
Yo aplaudo a Feinmann, más allá de las diferencias con ciertas cosas que manifiesta en esta entrevista, por colocarnos en ese lugar incómodo, en ese lugar poco agradable, pero tan necesario, que es el de tener que reformularnos esas cosas que teníamos por ciertas, y de hablar de esas cuestiones dolorosas sobre las que nos solemos hacer bien los boludos.

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