
Es notable cuán ajustada a la realidad es esta observación: si salimos a la calle ahora, podremos observar a hordas de desesperados corriendo de aquí para allá, en estado de pánico y tirándose de los pelos de los sobacos, emitiendo gritos de horror, totalmente aterrorizados por las embestidas del oficialismo contra todo aquello que sea libre, bueno, puro, lindo, cristiano y consensual.
¿Hasta cuándo, digo yo? ¿Cuándo volveremos a gozar de un clima de respeto a las instituciones, de republicanismo, de seguridad jurídica y de libertad de expresión? Desde este blog bregamos, junto con Joaquín, para que nuestros dirigentes reflexionen y nos devuelvan a aquéllos años felices en que el orden imperaba y la ley se respetaba.
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