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20 de noviembre de 2010

Reseña: Moonspell - Irreligious

Hola, soy Pablo y hago reseñas a pedido, como la que sigue a continuación (a ésta la escribí hace mucho y la encontré ahora en un rincón de mi disco duro). Discos viejos, discos nuevos, que me puedan gustar, que no, no importa, lo que pinte. El que quiera pedirme que escuche y comente algún disco, lo puede hacer en la parte de comentarios. No tengan piedad.

Empieza el disco. Un coro de iglesia, teclados pomposos, la mar de oscuridad, arreglos malvados y tenebrosos y al toque entra "Opium". No es mal tema, para nada. Pegadizo, buen estribillo, lindo riff, buen ritmo, la voz limpia garpa... Todo a favor. Si bien el metal gótico no me gusta para nada, puedo aceptar que este tema es lindo. No por nada, calculo, le hicieron un video. Si hasta parece un cover "metalizado" de alguna banda ochentosa.

Pero después de los escasos 2:46 que dura el tema, se acaba el disco, al menos para mi. Sigue "Awake", con esas guitarras tan gothic metal que me rompen tanto las pelotas, y las voces podridas que me tienen podridísimo... Uno tras otro se van sucediendo los clichés del gothic doom. Y el gothic doom, como todos sabemos, es basura. Teclados por allí, berridos innecesarios por acá, riffs tontuelos, un doble bombo que no ayuda, más teclados, más tristeza prefabricada... Y sobre todo, las letras. Díganme si no leyeron millones de frases parecidas a estas:

"As tears drop from your grand dead womb"

"You are now empty of life"

"And as we lay, we kissed
Fingers wet with poison
Thinking to each one
There is beauty in death"

"In your neck an open wound
To spawn life into your Love"

"We have tasted from the poisoned gift of love
Which condemned us to forever fly alone"

"Nightsilence...Vampire...Empire
Statues with open wounds"

"Look Me in the eyes and drown..."

"They awake for flesh
Choose pain as a path
Refuse a light to blind you and me"

In-so-por-ta-ble

No puedo rescatar un puto tema a lo largo del resto del disco. Todo igual. Todo aburrido. Todo caca. El disco en realidad tendría que llamarse "Opium", tener 1 solo tema (Opium) y ser un single para radio.

Y por favor, basta de berridos y voces podridas en otra cosa que no sea grindcore, death metal y black metal.

Mención especial para "Raven Claws", es especialmente insoportable. Ojalá se mueran.

Puntaje:
3 mondiolas

8 de noviembre de 2010

Justin Bieber

No sé ni quién es, ni qué hace, ni de dónde viene ni nada sobre Justin Bieber. Sé que es famoso. Sé que a las chicas, sobre todo las más jóvenes, les gusta mucho. Tengo entendido que es el ídolo adolescente del momento, o algo así.
Y al contrario de lo que se podría esperar de mí, un rockero recio y de pocas pulgas, un rebel, un transgresor, un truhán, un pillastre, un tío jacarandoso y pendenciero, un patea-tachos de basura y toca-timbres... Decía, en vez del odio indecible y demoníaco que alguien de mis características seguramente profesaría por Justin, en mi caso eso no ocurre. No tengo razones para odiarlo, defenestrarlo, repudiarlo, ni nada parecido. Por ahora, está todo bien con Justin Bieber.
Simplemente por curiosidad, y al ver que se lo mencionaba en tantos lugares, se me ocurrió buscar imágenes en Google, para al menos saber cómo luce. Me encontré con varias fotos, todas similares a la que pongo en este post. Y repito: no tengo la menor idea de por qué este muchacho es tan famoso. Pero... miren esa cara. Miren esa mirada, esa sonrisa, ese cutis, ese pelo. Miren si no es el yerno perfecto, el cuñado ideal, el novio que toda madre quisiera para su hija. Tiene hasta un dejo de teen idol vintage, onda los Osmonds. Sí, eso, hasta parece el hijo de uno de los Osmonds. Es adorable y, a la vez, enternecedor. Bueno, sí, ambas cualidades son bastante parecidas. O sea, es algo así como un helado de dulce de leche bañado en dulce de leche. ¿Se entiende?
Bueno, eso. Tiene cara de buen pibe. No veo maldad, ni crueldad, ni nada de negativo en su rostro ni en su mirada. No al menos en las fotos que vi de Justin, que es lo único que conozco de él, dicho sea de paso, y por si no quedó claro.
Justin, por ahora, me caés re-bien y te re-banco. Por más que idiotices a millones de adolescentes, o que no lo hagas, no lo sé. No sé si lo hacés. No soy quien para juzgarte, ya que no conozco tu obra. Pero bueno, quería decirte (en el remotísimo caso de que alguna vez leas esto que escribo, cosa que, voy a ser sincero, tampoco me quita mucho el sueño que digamos) y decirle a la gente que lea esto que si te presentás hoy, ahora, ya mismo, como candidato a presidente del universo, lo más probable es que te vote. Eso, claro, si antes no me entero de algún dato tuyo desagradable. Como por ejemplo, que te gusta sacrificar animales en ritos satánicos y beberte su sangre. O que te sacás los mocos con una cuchara y que se los hacés comer a tu hermanita menor. O que sos afiliado a la UCR. Ahí si que no, no te voto nada.

1 de noviembre de 2010

Chau

Fueron ya varios días de llanto, de sentir impotencia, de putear con los dientes apretados. Ya está. Nestor se nos fue y no hay tu tía.
En cuanto me enteré, me la vi venir: así como Evita tuvo su "viva el cáncer", eran de esperarse los bocinazos, los brindis, los revulsivos editoriales de Grondona, Morales Solá y Fraga, las suspicacias sobre si los que fueron al velorio eran llevados en bondis y pagados con choris y vino o no, las imbecilidades que se leían por Twitter... No importa. No soy de los que opinan que siempre habrá pobres, yo en eso albergo esperanzas. Pero no tengo ninguna duda de que, pase lo que pase, y transcurra el tiempo que transcurra, el stock de hijos de puta es y seguirá siendo inagotable. Los mayores o menores grados de conciencia en la gente harán que fluctúe la cantidad de hijos de puta, pero siempre quedará una reserva, lista para vomitar su veneno.
Pero decía, no importa. Nada de eso importa ahora. Porque todo el dolor, toda la desazón, toda la angustia que nos tocó padecer a partir de la mañana del 27, tuvo una casi simultánea contracara, que es esa sensación tan fuerte como alentadora de que acaba de nacer un nuevo estado de conciencia. Este cimbronazo de julepe que tuvimos, de miedo a que, junto con Néstor, también se muriese este proyecto de país, hizo que se hayan producido miles de "clicks" en miles de cabezas. Hizo falta todo este dolor, todo este llanto, todo este shock de verdad, para que muchos despertasen.
Muchos que tenían dudas, ahora están convencidos. Muchos convencidos ahora se están volcando a la militancia activa. Muchos militantes redoblarán (redoblaremos) los esfuerzos. El cambio de panorama, en este plano, es inminente e inevitable.
El gobierno de Cristina se va a ver notablemente fortalecido por la movilización popular. Y ya no le va a ser tan fácil al establishment boicotear las medidas que son aprobadas en pos de modificarlo. Las medidas cautelares, las chicanas judiciales, las operaciones de prensa, las barrabasadas verbales de Lilita Carrió, ya no van a gozar de la misma impunidad.
Pero bueno, esto lo iremos corroborando con el pasar de los días.
Ahora quisiera, simplemente, recordar cómo fue ese momento en que me llegó la noticia. Un simple ejercicio de melancólica nostalgia, nomás.
La noche del martes 26, previa al tan demonizado Censo 2010, estaba especial para unas birras. Le insistí a dos amigos de la facu para irnos después de clase a tomarnos un par, aprovechando el clima agradable que hacía y el feriado del miércoles. Llegamos al edificio donde vive uno de ellos, Esteban, nos sentamos en la vereda, abrimos la primera y ahí nos quedamos. De a poco fue cayendo gente que ni conocía, y que se fue sumando. De pronto, pintó una guitarra. Y más gente. Y media botella de fernet. Y dos birras más que uno tenía en su heladera, y que fueron donadas a la causa. Y más gente.
Y así fue que terminamos a cualquier hora, unos 20 choborras sentadas en la escalinata de un edificio del barrio Nueva Córdoba, guitarreando y cantando folklore, punk rock, tango, lo que pintase. Había alegría, había ganas de cagarse de risa. Había gente nueva, olor a primavera, buena onda. Nada podía salir mal.
Es que la noche del martes 26 era algo así como el síntoma perfecto de toda una sensación omnipresente, aunque nadie lo manifestase: todos los que estábamos ahí, escabiando y cantando cualquier cosa, lejos de temerle a la inseguridad, a los motochorros, a la muerte violenta y al caos de tránsito, éramos gente que tenía ganas de echarse en la vereda, como antaño, a celebrar el hecho de que, después de todo, no está todo tan mal como nos quieren vender. Si hasta comentamos con uno de mis amigos que nos hubiesen venido bien un par de reposeras, para hacer la cosa más acorde a eso que nuestros viejos nos cuentan sobre lo que eran los barrios hace 40, 50 años atrás. De los vecinos que salían a la vereda, con sus reposeras, a tomar mate con los vecinos. De que podías dejar la puerta abierta de tu casa y no pasaba nada. De que todo tiempo pasado fue mejor.
En fin, así fue que el alcohol pudo más que mis ganas de cumplir con mi deber cívico, y terminé cayendo rendido en un sillón del departamento de Esteban, ni me acuerdo cómo ni cuándo. Hacía rato que no me ponía en pedo así.
Me despierta el ruido de un sms. El dolor de cabeza era insoportable. El regusto en mi boca no era mucho mejor. Despego los ojos, abro el celular y me quedo helado. "Murió n kirchner", me decía Ernesto, mi primo (perdón por no responderte, ando sin crédito). Al segundo, me llega otro. Después vendrían varios más.
La resaca, el haberme despertado hacía un minuto y lo chocante de la noticia volvían ese instante demasiado confuso. La situación parecía por demás irreal, cosa que no cambiaría mucho con el correr de las horas, al contrario.
Lo despierto a Esteban, que dormía en otra habitación, y le cuento. Vuelvo al living. Prendo la tele. El noticiero confirmaba la noticia.
¿Alguien vio "The Fisher King"? ¿Se acuerdan la cara de Jeff Bridges, al principio de la película, cuando se queda duro mirando en la tele la noticia de una masacre? Bueno, ésa fue mi cara por como 5 minutos. En eso me llama Federico, un amigo-compañero de militancia. Era para contarme eso de lo que me acababa de enterar. Dije dos boludeces y me desarmé. No podía articular dos palabras.
Me fui del departamento, me subí al bondi, y las lágrimas no paraban. Llego a casa, abrazo a mi vieja, y de nuevo. Y así por 4 días seguidos. Las oleadas de llanto iban y venían.
Y me pasó lo que suele pasar en estos casos: el bocho entró a recopilar todos esos momentos que me involucraban al flamante finado. Como hacen los canales de noticias, cuando tienen que elaborar esos sentidos informes donde hablan maravillas de ése al que habían condenado al olvido hacía mucho tiempo (Raul Alfonsín, por ejemplo) o al que día a día denostaban cada vez que tenían oportunidad (Néstor, claro).
Y ahí volvió el Néstor que inauguró del museo de la memoria en La Perla, cuando lo vi en vivo por primera vez. Ésa vez lo vi repetir eso que le vi decir por la tele, y que tanto me impactó: "No les tengo miedo". Les hablaba a los milicos. Ese día llovía. Es lo primero que recordé.
Volvieron también imágenes previas a lo de La Perla: los malabares con el bastón presidencial cuando asumió, cuando se metió en el medio de la gente ("¿viste que se abrió la frente por golpearse con una cámara de fotos?"), sus primeras declaraciones ("Somos hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo”, piel de gallina), sus primeras anécdotas ("¿cómo es eso de que bajó a tomar un café al bar de la esquina, sin custodia? este tipo está loco"), todas imágenes confusamente mezcladas y superpuestas, como si fuese una caja de fotografías viejas y descoloridas.
Volvió el Néstor que hizo bajar los cuadros de Videla y Bignone. Me volví a estremecer como aquél día.
Volvió ese abrazo que se dieron con Cristina, cuando hicieron el traspaso de banda presidencial. Pocos abrazos tan conmovedores como ése.
Volvió el Néstor que salía a bancar a su esposa-presidenta en medio del quilombo agrario, dejando el pellejo en cada rincón de la patria por el que pasaba, como haría cualquiera por su amada, cuando se ama de verdad.
Volvió, también, el Néstor que salió a hablar en la madrugada posterior a la derrota del 28 de junio pasado, anunciando que el modelo se profundizaba, cosa que todos los que estábamos viendo celebramos, aún en medio de la amargura.
Volvió el ya histórico "¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?".
Volvió Néstor, sentado al lado de Agustín Rossi, aprobando la ley de matrimonio igualitario. Los putos lloraban en la plaza, y yo también, en mi casa.
Volvió también la última vez en que lo vi, en el complejo Forja, en Córdoba, hace unos 6 meses Estaba hasta el culo de gente. Ese día perdí mi celular a la salida. (Dato cholulo: Ese día le pude dar la mano).
Y así siguió volviendo, una y otra vez. Esa obstinación que tiene la memoria.
Y va a seguir volviendo, vaya que va a seguir volviendo. Porque en realidad no se fue nunca. Porque está más presente que antes. Porque Néstor vive en los pibes que están cobrando la asignación, en los viejos que están cobrando la jubilación y en los putos que se casan por elección, como cantábamos algunos el otro día.
El que murió peleando vive en cada compañero, como dicen por ahí.